La única experiencia que hemos tenido con la inyección de adrenalina, fue cuando empezamos a inducirle el huevo.
El alergólogo nos pidió que lleváramos un trozo de bizcocho hecho con un solo huevo, alguna croqueta empanada con huevo y una tortilla francesa. Nos comentó que lleváramos esas tres cosas ya que como veníamos de fuera, si el niño iba respondiendo bien, le iríamos dando un alimento tras otro. Con lo que empezamos con el bizcocho, de forma pautada cada diez o quince minutos para ir controlando su reacción. Como el niño lo toleró bien le dimos la croqueta de la misma manera, y todo genial, así que le dimos por último la tortilla francesa.
Cuando estábamos esperando para ver si tampoco le reaccionaba, el niño empezó a tener tos y pitos, le echaron un broncodilatador, y a los 10 minutos vimos que el niño se quedaba parado, como cansado y entonces nos fijamos que estaba poniéndose rojo. nos pusimos a mirarle todo el cuerpo y nos dimos cuenta que tenia un sarpullido por todo el cuerpo y que empezaba a estar un poco hinchado. Así que avisamos al doctor y fue cuando decidieron ponerle la inyección. A los pocos minutos el niño se encontraba bien, gracias a Dios. Nos quedamos en observación durante 12 hora ya que nos dijeron que era el protocolo establecido para estos casos, y como todo transcurrió sin ningún síntoma más, nos fuimos para casa.
El doctor nos comentó que igual se había precipitado, por querer avanzar y no hacernos ir tantos días. Que la ingestión de tanta cantidad de huevo en un día después de tanto tiempo sin ingerir nada, es lo que lo había provocado esa reacción pero que, con el procedimiento habitual el niño iba a tolerarlo sin problema alguno aunque iríamos más poco a poco. Y así fue, nunca más tuvo una reacción semejante en todo el proceso de inducción al huevo.
Y esperemos que siga así y que continue diciendo LA ÚNICA EXPERIENCIA...
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