martes, 17 de noviembre de 2015

ESOFAGITIS EOSINOFÍLICA

El año pasado, desgraciadamente, aprendimos estas dos palabras tan raras para nuestros oídos, ESOFAGITIS EOSINOFÍLICA.
Todo empezó en una comida en casa de mi tía. Como ya sabéis mi hijo es alérgico a las legumbres. Pero él siempre había comido garbanzos ya que nunca había tenido ningún síntoma y en los análisis el garbanzo siempre había dado muy bajo casi nulo, así que en su dieta estaban presentes dichas legumbres. 

Ese día, estábamos de visita en casa de mi tía en Sevilla, y ella había hecho un puchero de garbanzos, y como mi hijo hasta el momento los comía sin problemas le dije que le pusiera un plato. Al minuto de estar comiendo, el niño empezó a quejarse de que notaba una presión por el pecho, por lo que le dije que no comiera más. Como se encontraba molesto lo senté en el sofá, entonces empezó a quejarse del estomago y de la barriga, así que nos fuimos al baño. Estando allí, el niño empezó a notar que no podía respirar, que no le entraba el aire, cuando de repente, vi que intentaba coger aire por la boca y no podía. Corriendo fui al bolso y tuve la gran suerte que llevaba su medicación para el asma, así que empece a echarle puffs, uno detrás de otro, ¡yo no se cuantos le eche!. Al final el niño empezó a respirar, supongo que pasaron unos pocos minutos pero se me hicieron eternos. Cuando parecía que todo había pasado, al cabo de un cuarto de hora mas o menos, mi hijo volvía a notar que no podía respirar y de nuevo le empece a hacer puffs. Esta segunda vez paso más rápido. Así que nos fuimos corriendo a una farmacia y compre una medicación para frenar las reacciones alergicas. Allí con la farmacéutica le miramos a ver si tenia alguna reacción en la boca y nos dimos cuenta que tenia unas manchas rojas alrededor de la boca y los labios un poco morados. Gracias a Dios, el día lo paso bien y ya no tuvo ningún síntoma más.

Cuando volvimos, fuimos a ver a su alergólogo y le comentamos el episodio vivido en Sevilla.
Le hicieron pruebas de alergia de todo lo que llevaba la comida, es decir, pruebas de apio, zanahoria, puerro, patata y de los garbanzos. Las verduras todas salieron negativas, pero lo que si salió, fueron los garbanzos pero esta vez mucho más alto que en las últimas pruebas.

Así que el alergólogo creyó conveniente hacerle una endoscopia para descartar que no tuviera ESOFAGITIS EOSINOFÍLICA. Como entenderéis, nos sonó aquello a chino. Nos explicó que era una inflamación del esófago provocado por la ingestión de alimentos que son alergenos para el niño, ya que dicha ingestión hace que en el esófago se acumulen eosinofilos.
Gracias a Dios, la prueba salió bien, pero eso sí, hemos dejado de darle garbanzos y ya no ha vuelto más a tener esos síntomas.
Un susto más vivido. Desgraciadamente no creo que sea el último en este impredecible mundo de las alergias alimentarias.

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